martes, 2 de septiembre de 2008
CHILE: AMÉRICA LATINA EN BUSCA DE LA EMANCIPACIÓN.
Estamos de acuerdo con el Presidente de Ecuador, Rafael Correa: en América Latina no estamos en una época de cambios, sino que frente a la irrupción de un cambio de época. Con enorme satisfacción, constatamos que nuestra América se encuentra experimentando un proceso de profundas transformaciones.
Es un proceso de resurrección de la energía creadora del cambio. Es un proceso de restablecimiento de la confianza en que la realidad social puede cambiar, que no es inmutable, que no es inevitable el sometimiento como si fuera un destino, que es posible emprender la aventura de la libertad y la emancipación.
En el curso de las últimas semanas, esas señales del cambio de época tienen la contundencia de lo evidente.
El Presidente de Bolivia, Evo Morales, logró ser ratificado en su cargo por una mayoría abrumadora en referéndum ciudadano, mostrando que la perspectiva del cambio se ha consolidado en ese país y que el Gobierno ha sido capaz de dar este salto profundizando los mecanismos institucionales democráticos.
Fue, además, una victoria incuestionable sobre la prepotencia de los poderosos, de aquellos que intentan explorar los caminos de la desestabilización, con la siempre presente complicidad del imperio del norte.
En Paraguay, asumió un nuevo Primer Mandatario, Fernando Lugo, ex obispo católico, partidario de la teología de la liberación, que fue capaz de poner fin a más de seis décadas de Gobiernos conservadores, bajo la hegemonía del Partido Colorado. Su llegada al Gobierno ha sido una señal de esperanza para el pueblo de Paraguay y para todos los pueblos del continente.
Es también una señal de que se apresuraban aquellos que decretaron la muerte de la teología de la liberación, que dieron por clausurado el compromiso de los cristianos con los procesos de emancipación social.
Y en Ecuador, camina la “revolución ciudadana”, impulsada por el Presidente Rafael Correa. La Asamblea Constituyente, generada por el voto ciudadano, ha concluido su labor y ha elaborado una Carta Fundamental que instala al pueblo como sujeto de soberanía.
Ahora corresponderá también a la ciudadanía aprobar o rechazar el próximo 28 de septiembre la nueva Constitución.
Como lo señaló Correa, un cristiano de izquierda, es el cierre de la “larga noche neoliberal” y con la nueva Constitución su país logrará su “segunda y definitiva Independencia”.
Frente al imperio hegemónico de la globalización neoliberal, es imperativa la construcción de otra forma de globalización, una contrahegemonía impulsada por los pueblos y sus esperanzas de otra forma de convivencia, intercambio e integración. En ese sentido, los procesos de emancipación que se desarrollan en nuestra América, son una parte constitutiva del propio camino de liberación del pueblo chileno.
Por esta razón, la Izquierda Cristiana de Chile ha manifestado su vocación de fuerza bolivariana, asumiendo como propias las luchas de todos los pueblos y comunidades del mundo, expresando su solidaridad con el conjunto diverso de procesos de emancipación que hoy recorren el continente y su compromiso con la defensa de esas experiencias emancipadoras frente a los intentos de retrotraer la historia.
Lo más importante: estamos convencidos de que la mejor forma de expresar nuestra solidaridad, es crear condiciones para construir una alternativa nacional de Gobierno Popular, que ponga fin a la larga noche neoliberal en Chile. Esta es la tarea principal de la hora presente.
Manuel Jacques es Presidente de la Izquierda Cristiana - Colaborador de Crónica Digital.
Gentileza: Crónica Digital.
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