De todas las cosas que resultaron bien para Hillary el 4 de marzo, la victoria en la primaria de Ohio fue la más impresionante y ahora parece que todo depende para los demócratas estadounidenses de Pennsylvania.
De todas las cosas que resultaron bien para Hillary Clinton el 4 de marzo, la primaria de Ohio fue la más impresionante. A pesar de las aburridas mesas redondas, sus votantes llegaron a creer que ella podría ser una Presidenta que arregle las cosas, no importa lo complicadas o frustrantes que sean.
Sintieron que el simple hecho de que ella posea la persistente capacidad de mantener los ojos abiertos, era una buena señal. En respuesta, se informa que la campaña de Obama decidió realizar mucho menos concentraciones excitantes y mucho más discusiones en mesas redondas en Pennsylvania.
Estoy segura de hablar por todos cuando digo que todos estamos esperando eso. Ohio estuvo excelente. No conozco a nadie que no ame a una primaria donde el gran escándalo gira en torno a comentarios sobre el Nafta entre diplomáticos canadienses. Y donde, en una movida estratégica crítica, Bill Clinton pareció haber sido permanentemente reasignado a un circuito de charlas en Chillicothe.
Los resultados de la primaria de Texas fueron mucho más estrechos. El voto blanco masculino, que sigue oscilando, estuvo dividido. Comienzo a sospechar que los hombres blancos se han dado cuenta de que de todas maneras serán acusados de racismo o de sexismo, por lo que han hecho un pacto secreto para turnarse.
Una vez que terminó la votación de la primaria, vinieron los caucus (asambleas) para elegir a un tercio de los delegados de Texas. Dada la manera en que se está efectuando el conteo, debiéramos tener los resultados en algún momento de 2009. Pero la campaña de Clinton manifestó instantáneamente quejas acerca de violaciones de normas.
Eso fue verdaderamente injusto. Personas que nunca supieron que estos caucus existían antes de esta semana hicieron lo mejor que pudieron bajo circunstancias ridículas, incluyendo una innovadora norma según la cual nadie está a cargo cuando el evento comienza.
Cientos y cientos de votantes trataban de ingresar a uno de estos caucus, que se desarrollaba en una cafetería de un tamaño para niños.
En general, los caucus fueron un caos. En una biblioteca de Houston los supuestos encargados se demoraron dos horas y medias en averiguar cómo abrir la puerta y dejar pasar a la gente. ¿Estoy equivocada al pensar que esto va más allá de todo deber cívico?
Aplausos para Obama, que es el rey de los caucus gracias a la manera en que ha movilizado a sus ultra-entusiastas partidarios. Pero si yo fuera una Superdelegada obligada a elegir entre dos candidatos atractivos, me inclinaría por el que haya ganado las grandes primarias donde las personas fueron alentadas a votar.
Por ahora, todo depende de Pennsylvania en abril, hasta que todo dependa de Indiana y Carolina del Norte en mayo. Finalmente, el 7 de junio, todo dependerá de Puerto Rico, hasta que todo termine y descubramos que estamos de vuelta en donde estamos ahora.
De todas las cosas que resultaron bien para Hillary Clinton el 4 de marzo, la primaria de Ohio fue la más impresionante. A pesar de las aburridas mesas redondas, sus votantes llegaron a creer que ella podría ser una Presidenta que arregle las cosas, no importa lo complicadas o frustrantes que sean.
Sintieron que el simple hecho de que ella posea la persistente capacidad de mantener los ojos abiertos, era una buena señal. En respuesta, se informa que la campaña de Obama decidió realizar mucho menos concentraciones excitantes y mucho más discusiones en mesas redondas en Pennsylvania.
Estoy segura de hablar por todos cuando digo que todos estamos esperando eso. Ohio estuvo excelente. No conozco a nadie que no ame a una primaria donde el gran escándalo gira en torno a comentarios sobre el Nafta entre diplomáticos canadienses. Y donde, en una movida estratégica crítica, Bill Clinton pareció haber sido permanentemente reasignado a un circuito de charlas en Chillicothe.
Los resultados de la primaria de Texas fueron mucho más estrechos. El voto blanco masculino, que sigue oscilando, estuvo dividido. Comienzo a sospechar que los hombres blancos se han dado cuenta de que de todas maneras serán acusados de racismo o de sexismo, por lo que han hecho un pacto secreto para turnarse.
Una vez que terminó la votación de la primaria, vinieron los caucus (asambleas) para elegir a un tercio de los delegados de Texas. Dada la manera en que se está efectuando el conteo, debiéramos tener los resultados en algún momento de 2009. Pero la campaña de Clinton manifestó instantáneamente quejas acerca de violaciones de normas.
Eso fue verdaderamente injusto. Personas que nunca supieron que estos caucus existían antes de esta semana hicieron lo mejor que pudieron bajo circunstancias ridículas, incluyendo una innovadora norma según la cual nadie está a cargo cuando el evento comienza.
Cientos y cientos de votantes trataban de ingresar a uno de estos caucus, que se desarrollaba en una cafetería de un tamaño para niños.
En general, los caucus fueron un caos. En una biblioteca de Houston los supuestos encargados se demoraron dos horas y medias en averiguar cómo abrir la puerta y dejar pasar a la gente. ¿Estoy equivocada al pensar que esto va más allá de todo deber cívico?
Aplausos para Obama, que es el rey de los caucus gracias a la manera en que ha movilizado a sus ultra-entusiastas partidarios. Pero si yo fuera una Superdelegada obligada a elegir entre dos candidatos atractivos, me inclinaría por el que haya ganado las grandes primarias donde las personas fueron alentadas a votar.
Por ahora, todo depende de Pennsylvania en abril, hasta que todo dependa de Indiana y Carolina del Norte en mayo. Finalmente, el 7 de junio, todo dependerá de Puerto Rico, hasta que todo termine y descubramos que estamos de vuelta en donde estamos ahora.
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Fuente: La Nacion.
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