ENTREVISTA: EDUARDO FREI Ex presidente de Chile y precandidato presidencial
"Entre Lula y Chávez, jamás me situaré en el populismo"
La sensación principal que Eduardo Frei, precandidato a la presidencia de Chile por la Concertación, se lleva de su visita de una semana a España no es nada optimista. "La crisis es más profunda de lo que pensaba". Es la situación financiera lo que más incomoda al ex presidente (1994- 2000). Pese a la buena situación en la que Chile afronta las turbulencias financieras, el senador del Partido Demócrata Cristiano es consciente de que a partir de marzo, y en verano, no se podrán librar del zarpazo. Sólo al hablar de la omnipresente crisis deja Frei de mirar a los ojos, gira su cara y su mirada se pierde.
El ex mandatario agradece que se le haya dado un trato de jefe de Estado, pero, "sobre todo, el de amigo". Tras su encuentro con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, conversó con este periódico.
Pregunta. ¿Por qué se vuelve a presentar a la presidencia?
Respuesta. Cualquiera que revise mi actividad desde que dejé la presidencia verá que he sido senador; el año pasado recorrí el país acompañando a los candidatos a alcaldes... Fruto de todo esto he conseguido un gran respaldo dentro de los partidos de la Concertación y de la opinión pública. Hace 10 meses no me incluían en las encuestas y hoy estoy compitiendo mano a mano con el candidato de la derecha. Tenemos ideas y propuestas para encarar esta nueva realidad. Estamos con fuerzas, con ganas y mirando el Chile que hemos construido estos años. Representamos a un país mucho más integrado, menos excluyente, incluso en el manejo de la crisis consideramos que hay un papel del Estado muy importante. Será una de las claves de la campaña. La gente acaba recurriendo al Estado, no tiene otra solución. El debate será quién está mejor capacitado para manejar la crisis; quien lo consiga, ganará. El gran actor tiene que ser el Estado.
P. ¿Qué errores del pasado no volverá a cometer?
R. No creo que sea cuestión de hablar de errores. Son visiones distintas. Chile es otro país, no es el de los años noventa. Hemos crecido mucho, tenemos otro entorno sociocultural. Sería ridículo que yo plantease lo mismo que entonces. Tenemos que ser capaces de consolidar un proceso de desarrollo y no perder, frente a la crisis, lo acumulado todos estos años. El gran error que cometimos en la crisis de 1998 fue no tener un trabajo mucho más coordinado entre el Banco Central y el Ministerio de Hacienda. El otro punto que considero fundamental es que los años noventa, el gran desafío del país era insertarse en el mundo. Hoy en día esa etapa está superada. Ahora tenemos que crear una sociedad más no excluyente. La Constitución que tenemos tiene más de 100 parches, se creó en una época de odio.
P. ¿Qué sentido tiene la Concertación después de 19 años y muerto Pinochet?
R. Es algo que siempre se ha cuestionado. Cuando nos unimos en los años ochenta para derrocar la dictadura se dijo que era un instrumento temporal, para retornar a la democracia, que se iba a acabar con el primer Gobierno. Pero hemos sabido formar equipo, gobernar, hemos puesto los intereses del país por delante de cualquier cosa. Los chilenos nos han dado su confianza. Diecinueve años después, tenemos una apuesta moderna, integradora, frente a la derecha, que lo único que dicen es que les toca a ellos.
P. En la Concertación hay partidos que abogan por temas como el aborto terapéutico, contra los que se opone su partido. ¿Cómo va a lidiar con ese disenso?
R. Lo que no quiero es un programa que no responda a lo que Chile necesita. En las campañas se promete mucho. Y en eso voy a ser super responsable. Aspiro a ser presidente, no a hacer gestos testimoniales. No voy a caer en el populismo o en la demagogia. Discutiremos todos los temas y nos pondremos de acuerdo, como hemos hecho hasta ahora.
P. ¿Qué le parece el liderazgo que está ejerciendo Brasil en la región?
R. Es importante el papel que está desempeñando Lula, porque es el gran ordenador de la región. Lo que sí creo es que Brasil tiene que tener un rol mucho más profundo a nivel internacional. Están preocupados por su situación interna, con políticas poco abiertas a América Latina. Evidentemente, entre un eje liderado por Lula y otro por Chávez, jamás me situaré en el del populismo, en el de la demagogia, que lo único que hacen es conducir a sus países hacia más pobreza, más inseguridad, más miseria.
P. La presidenta Bachelet viajará la semana que viene a Cuba. Dos diputados de su partido no irán con ella al no reunirse con la disidencia. ¿Cuál es su opinión?
R. Son decisiones personales. La política exterior de Chile la define la presidenta. Nadie puede interferir en las decisiones que ella toma. Ella es autónoma para hacer su programa. Los parlamentarios invitados tienen la posibilidad de ir o no ir. Yo espero que en los próximos años, sobre todo con la influencia de Estados Unidos, haya una apertura hacia Cuba. Como todo demócrata, espero que Cuba avance en el régimen democrático.
P. ¿Usted se hubiese reunido con la disidencia?
R. Yo siempre que voy a un país me reúno con la gente que quiere reunirse conmigo. No obligo a nadie a reunirse. Si la disidencia cubana se quisiera reunir conmigo, yo lo haría. Pero yo no los voy a obligar.
P. Usted es democristiano; su rival, Sebastián Piñera, es el abanderado de la derecha. ¿Qué le queda al votante chileno de izquierda?
R. El votante de izquierda está en la Concertación. Nuestra coalición tiene cuatro partidos: Democracia Cristiana, Partido Radical, Partido Socialista y Partido por la Democracia. Esa coalición representa el centro-izquierda chileno. El Partido Socialista me eligió por unanimidad.
P. La derecha ganó las últimas elecciones municipales. ¿A qué se debe ese auge?
R. La derecha ganó más alcaldes, pero no más concejales. Estamos muy bien posicionados para dar una buena batalla en diciembre.
P. Las encuestas, sin embargo, dan una clara ventaja a Piñera.
R. Lo que pasa es que nosotros no teníamos definido el candidato. El candidato de la derecha viene desde el 2005, ya que fue rival de la presidenta Bachelet. Ahora estamos mucho más cerca. Toda la información que tenemos es que estamos en una competencia muy igualada. En una segunda vuelta, además, tenemos un apoyo consistente de los candidatos que no forman parte de la Concertación. Hoy en día hay una campaña muy dura contra mi candidatura, contra mi persona, por parte de la derecha, porque ven que tenían el camino despejado y eso ha cambiado. Así que la cantidad de ataques que vamos a recibir va a ser brutal y eso denota que están nerviosos. Pero estoy preparado para ello.
P. Usted en numerosas ocasiones ha repetido que la transición en Chile ya concluyó. Sin embargo, y como ha ocurrido en otros países, hay quien piensa que no se logrará hasta que no gane la derecha.
R. Eso lo van a definir los ciudadanos. Desde los noventa hemos tenido elecciones democráticas municipales, presidenciales. No creo que tengamos más o menos democracia, ni el país es mejor o peor porque la derecha llega al poder. De hecho, ellos estuvieron 17 años y fueron el soporte de la dictadura. Ésa es una decisión que tomarán los ciudadanos.
P. ¿Cuál es el balance que hace del Gobierno de Bachelet?
R. La presidenta ha tenido muchas dificultades. Para Chile, el hecho de que haya llegado una mujer a la presidencia ha sido muy importante. El nivel de renta de la mujer sigue siendo bastante bajo. Ella ha sabido consolidarse en una sociedad bastante machista. Su gran eje ha sido la protección social. Además, está manejando bien la crisis, gracias, sobre todo, a cuatro años de bonanza económica.
Por JAVIER LAFUENTE - Madrid, Diario El País.
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