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Gabriela Mistral


viernes, 22 de enero de 2010

HAITI: Médicos cubanos salvan vidas en Haití.

Con una pierna fracturada a punto de infectarse, Keder Chery no podía darse el lujo de preocuparse el viernes por el hecho de que los médicos cubanos que lo atendían en la clínica La Renaissance no eran ortopedas sino oftalmólogos.

"Ha sido un hombre afortunado'', comentó Ernesto López, un anestesiólogo. "Muchos haitianos no corren la misma suerte bajo estas condiciones''.

Chery, de 50 años, se recuperaba satisfactoriamente. Uno más entre miles de víctimas del terremoto que han pasado por esta clínica en el centro de la capital, cerca de la destruida catedral.

Aquí, hasta hace dos semanas, López y otros 30 especialistas cubanos pasaban horas operando de la vista a personas de escasos recursos, en el marco de la Operación Milagro, un programa patrocinado por el gobierno de Cuba.

Pero con los principales hospitales de la capital en ruinas o seriamente dañados, la atención oftalmológica ha pasado a un segundo plano.

Los cubanos no son la excepción en medio del panorama desolador y las nuevas prioridades que impone la crisis. Médicos de México y Sudáfrica, entre otras nacionalidades, trabajan esforzadamente para salvar la mayor cantidad de vidas sin reparar demasiado en la división de las especialidades.

"Todos hacemos nuestros mejores esfuerzos. Se logran grandes cosas aunque no contamos con las facilidades que ya quisiéramos tener'', comentó André Keyser, un paramédico sudafricano, quien vino con un equipo de emergencia enviado por su gobierno.

A Keyser no le sobraba el tiempo. En una sala de emergencias improvisada frente a La Renaissance atendía a pacientes en estado crítico, sin contar con sistemas de monitoreo de corazón ni tanques de oxígeno. En toda la ciudad han comenzado a escasear equipos y medicamentos.

El viernes por la mañana, el portavoz del jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, capitán John Kirby, subrayó que la prioridad de las autoridades y los organismos de ayuda es brindar la asistencia médica oportuna. Se calcula que el terremoto causó más de 100,000 muertos y dejó heridos a cientos de miles.

En los alrededores de La Renaissance hay pequeñas carpas abarrotadas de pacientes gritando de dolor y con un sol intenso quemándole las heridas. No muy lejos de los heridos reposaba el cadáver de un niño, envuelto en unas sábanas ensangrentadas.

"Esto es lo peor que le puede pasar a cualquiera. Cada día aumenta la tensión'', precisó la doctora cubana Adriana Pomada. "Hay que ser fuertes y dar lo mejor de sí''.

La semana pasada, Cuba envió a Puerto Príncipe al menos 30 enfermeros y laboratoristas con insumos, bolsas de suero y plasma, para que se sumaran al contingente de 344 médicos y paramédicos que ya trabajan en Haití.

Entre los veteranos de la Operación Milagro está la internista Olga María Delgado, que lleva 26 meses. Según ella, la prestación de servicios de emergencia podría estar a punto de colapsar y añadió que hace falta más personal en la ciudad para evitar que se desate un brote infeccioso masivo.

Aunque es imposible hacer un cálculo exacto sobre la cantidad de personas que han sido atendidas en La Renaissance, comentó Delgado, "es posible que en la primera semana después del terremoto se realizaran más de 1,000 intervenciones''.

Mientras tanto, las emergencias van en aumento.

A una niña de 2 años debieron amputarle la pierna después de agotar todas las posibilidades.

Una joven tuvo que aguantarse el dolor y soportar un tratamiento de raspado sin calmantes para desinfectarle una herida. Otra murió de osteomelitis.

"No importa que parezca imposible'', subrayó Delgado. "Hay que seguir luchando''.
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Por JUAN CARLOS CHAVEZ - El Nuevo Heraldo.
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