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Cuando se proyecta una inflación oficial, medida por el IPC, de 8% anual, que sin duda golpea duramente a las personas más pobres y sobre las cuales se basan los esfuerzos en contenerla, tiende a soslayarse el fuerte impacto que ésta tiene sobre la clase media.
Basta ver a julio los rubros que más han aumentado de precio en el año para darse cuenta que la gente de clase media sigue muy de cerca el complicado destino de los más pobres. Pan corriente 38,2%, electricidad 29,4%, gastos financieros 20,1%, alimentación 17,7%, servicios básicos de la vivienda (gas, agua, etc) 13,0%, Fonasa 6,6%, educación 5,8%.
Por su parte, el índice de remuneraciones ha aumentado entre junio de 2008 y el mismo mes del año pasado en tan solo un 9% en términos nominales, sin descontar por la inflación.
Uno podrá decir, haciendo un cálculo meramente mecánico, que las remuneraciones reales han crecido en 1%, lo que en si ya es insatisfactorio, pero si se comparan las remuneraciones con los precios de aquellos productos que son de consumo habitual de la clase media, se da cuenta inmediatamente que el poder adquisitivo, si es que no ha engrosado las filas del desempleo, no sólo no ha aumentado sino que ha bajado drásticamente. Si se considera que la importancia relativa de ítems como alimentación, vivienda, gastos financieros, componen una fracción mayoritaria de sus gastos habituales, el deterioro de la clase media frente a la inflación es un hecho indiscutible, y además que dicha merma entra fácilmente en el terreno de los dos dígitos.
Agravando el problema de que los espacios de la clase media se han ido cerrando aceleradamente, entre otros por el nulo espacio que se ha dado a las pequeñas y medianas empresas, resulta ahora que lo poco que gana se ve rebajado por una inflación, hasta ahora, imparable. No se debe olvidar que junto al problema de la inflación, tenemos el problema de la falta de las fuentes de empleo y de los pocos espacios para crear empresas de esta clase social.
Paralelamente, podemos ver atónitos, como el sector de ventas de productos de súper lujo crece aceradamente e incluso se les abre una semi propaganda en la TV y alegres comentarios para ello, para que las pocas personas que gozan de esta privilegiada situación, se vayan a lo selecto de lo selecto, lujo asiático en medio de una pobreza que aumenta mucho más aceleradamente todavía. Ni siquiera el recato de gastar lo que quieran sin aspavientos y calladamente.
¡Cómo no se va estar fermentando la rabia y la impotencia ante tanta frivolidad!.
Pero lo más insólito viene por medio de las recomendaciones de los supuestamente expertos, chilenos y extranjeros. La inflación que experimentamos, afirmado por el propio titular de Hacienda, es importada y no se va a ver afectada por las medidas contractivas que tome Chile, ni todo el mundo emergente, al que quieren meter como el soldado que dé la batalla contra la inflación mundial, cuando los que pueden solucionarla son los países desarrollados, donde se ha generado el exceso de liquidez causante de estos estragos.
Seguir con recomendaciones contractivas nos condenará a mantener casi sin variación, la misma inflación, ya que viene desde afuera, y a seguir quebrando actividades que dan empleo a la gente
Será mejor que el presupuesto para el próximo año venga sobrio, para no seguir exacerbando esta manera tan particular de resolver el poder de compra de la gente y abatir la inflación que tienen nuestros expertos.
Adolfo Zaldívar Larraín - Presidente del Senado de Chile.
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Basta ver a julio los rubros que más han aumentado de precio en el año para darse cuenta que la gente de clase media sigue muy de cerca el complicado destino de los más pobres. Pan corriente 38,2%, electricidad 29,4%, gastos financieros 20,1%, alimentación 17,7%, servicios básicos de la vivienda (gas, agua, etc) 13,0%, Fonasa 6,6%, educación 5,8%.
Por su parte, el índice de remuneraciones ha aumentado entre junio de 2008 y el mismo mes del año pasado en tan solo un 9% en términos nominales, sin descontar por la inflación.
Uno podrá decir, haciendo un cálculo meramente mecánico, que las remuneraciones reales han crecido en 1%, lo que en si ya es insatisfactorio, pero si se comparan las remuneraciones con los precios de aquellos productos que son de consumo habitual de la clase media, se da cuenta inmediatamente que el poder adquisitivo, si es que no ha engrosado las filas del desempleo, no sólo no ha aumentado sino que ha bajado drásticamente. Si se considera que la importancia relativa de ítems como alimentación, vivienda, gastos financieros, componen una fracción mayoritaria de sus gastos habituales, el deterioro de la clase media frente a la inflación es un hecho indiscutible, y además que dicha merma entra fácilmente en el terreno de los dos dígitos.
Agravando el problema de que los espacios de la clase media se han ido cerrando aceleradamente, entre otros por el nulo espacio que se ha dado a las pequeñas y medianas empresas, resulta ahora que lo poco que gana se ve rebajado por una inflación, hasta ahora, imparable. No se debe olvidar que junto al problema de la inflación, tenemos el problema de la falta de las fuentes de empleo y de los pocos espacios para crear empresas de esta clase social.
Paralelamente, podemos ver atónitos, como el sector de ventas de productos de súper lujo crece aceradamente e incluso se les abre una semi propaganda en la TV y alegres comentarios para ello, para que las pocas personas que gozan de esta privilegiada situación, se vayan a lo selecto de lo selecto, lujo asiático en medio de una pobreza que aumenta mucho más aceleradamente todavía. Ni siquiera el recato de gastar lo que quieran sin aspavientos y calladamente.
¡Cómo no se va estar fermentando la rabia y la impotencia ante tanta frivolidad!.
Pero lo más insólito viene por medio de las recomendaciones de los supuestamente expertos, chilenos y extranjeros. La inflación que experimentamos, afirmado por el propio titular de Hacienda, es importada y no se va a ver afectada por las medidas contractivas que tome Chile, ni todo el mundo emergente, al que quieren meter como el soldado que dé la batalla contra la inflación mundial, cuando los que pueden solucionarla son los países desarrollados, donde se ha generado el exceso de liquidez causante de estos estragos.
Seguir con recomendaciones contractivas nos condenará a mantener casi sin variación, la misma inflación, ya que viene desde afuera, y a seguir quebrando actividades que dan empleo a la gente
Será mejor que el presupuesto para el próximo año venga sobrio, para no seguir exacerbando esta manera tan particular de resolver el poder de compra de la gente y abatir la inflación que tienen nuestros expertos.
Adolfo Zaldívar Larraín - Presidente del Senado de Chile.
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