BIBLIA, libro mío, libro en cualquier tiempo y en cualquier hora, bueno y amigo para el corazón, fuerte, poderoso compañero. Tu desnudez asusta a los hipócritas y tu pureza es odiosa a los libertinos.

Gabriela Mistral


lunes, 12 de mayo de 2008

Marta Canto C. - LA VIDA INTRANQUILA

LA VIDA INTRANQUILA

Hace algunos días escuchaba la canción de nuestra querida Violeta Parrra “La vida intranquila” donde en una de sus estrofas dice: “Por que los pobres no tienen a dónde volver la vista, la vuelven hacia los cielos con la esperanza infinita de encontrar lo que su hermano en este mundo le quita, palomita. Que cosas tiene la vida, Zambita. ”….y pensé…. la Violeta tampoco era economista igual que Monseñor Goic y recopilando la información que a diario se discute en los medios de comunicación por diferentes actores del quehacer público vuelve a ponerse en la discusión pública el problema de la inequidad donde los pobres al parecer, siempre son los mismos, y cambian quienes los estudian.

Las cifras recientes demuestran que la globalización económica ha ido mucho más rápido que la globalización social, y por supuesto, que la política.

Declaraciones internacionales que proponen reducir la pobreza del mundo a la mitad olvidan la necesidad de definir primero quiénes son los pobres y hasta dónde llega la imprecisa noción de su miseria. Las distintas formas de medición del fenómeno de la desigualdad tienen una marcada importancia en la formulación de las políticas sociales y para las posibilidades de avanzar hacia su solución. Las mediciones de los organismos internacionales, frecuentemente se basan en parámetros rígidos como el número de personas que sobreviven por encima o por debajo de unas líneas arbitrarias de ingresos, por ejemplo dos dólares diarios ( aprox.1560 pesos chilenos); estas estimaciones resultan peligrosamente simplistas en la medida en que pasan por alto las condiciones reales de la pobreza en cada país , como la disponibilidad o el costo de acceso a los servicios públicos, el carácter público o privado de su educación y la disponibilidad de alimentos , medida en función de las calorías que produce.

Las ponderaciones aritméticas de fenómenos esencialmente cualitativos como este pueden resultar engañosas. El hecho de que una familia pase de 95 centavos de dólar ( aprox. menos de quinientos pesos chilenos) a un dólar (aprox. 530 pesos chilenos),no significa que pueda ser eximida de la lista de los pobres del mundo o que sus problemas de pobreza en términos de disponibilidad de bienes sociales y posibilidad de acceso a los mismos es mucho más realista y convierte la discusión sobre ella en un problema político distante de la contabilidad de los pobres a que reducen el fenómeno los economistas neoliberales.

Las cuantificaciones neoliberales sobre la desigualdad no pasan de ser un simple conteo de cabezas que reedita la vieja teoría utilitarista según la cual, la mayor o menor riqueza resulta de la simple sumatoria de las utilidades individuales. El estudio de la pobreza no se puede ver sólo como un estudio de la desigualdad, en la medida en que se omite la identificación sociológica de los pobres y la referencia explícita a sus condiciones de exclusión. Frente al nuevo mapa de la pobreza es preciso analizar no sólo el ingreso como factor de medición de las desigualdades y tomar el camino de la evaluación de necesidades, de tal manera que el criterio de distribución no sea el darle al “menos feliz” sino al menos privilegiado. El problema tampoco se puede reducir a entregar bienes o redistribuir ingresos, se tiene que orientar a desarrollar capacidades en los excluidos para que tengan la posibilidad de superar su condición de tales y dejar de sentir esa “vergüenza pública” de que habla A.Smith para definir dramáticamente la pobreza.

La dimensión sociológica de la pobreza y de los pobres identifica a todos los pobres del mundo con el sentimiento profundo de inseguridad en que viven; los pobres siempre están inseguros frente al Estado, inseguros frente a quienes tratan de ayudarlos pero, sobre todo inseguros frente a si mismos y respecto de sus propias posibilidades de seguir adelante.

En Chile, a propósito de las ultimas discusiones sobre el sueldo ético que la iglesia puso en la agenda del país, hemos escuchado al mundo político debatirse entre “ingreso o sueldo” ético, formación de una mesa de trabajo para discutir este tema, mayor o menor carga tributaria, etc... .pero nadie ha planteado el tema real, que la desigualdad en nuestro país presenta características especiales, donde lo que importa no sólo es la pobreza absoluta, sino además el empobrecimiento de la clase media, a partir de las condiciones dadas de la desigualdad relativa , donde nos hemos convertido en un país con escandalosas desigualdades sociales, donde la asimetría social entre estratos se refuerza con una asimetría geográfica entre comunas y regiones y una dinámica social regresiva en la clase media .

A propósito, de lo anterior, hubo una encuesta en diferentes comunas donde se le preguntaba a las personas si eran de clase media, y todas contestaron que sí, es decir, el que ganaba el sueldo mínimo hasta el que ganaba tres millones de pesos mensuales y más se sentía de clase media…entonces, ¿cuáles son los pobres…de que clase media nos hablan...? Mientras los tecnócratas discuten nuestras políticas públicas, que por lo demás cada día se vuelven más erráticas, sin visión de largo plazo; miles de familias viven con ciento cuarenta mil pesos mensuales, y tenemos que abrir albergues por dos días para que pasen nuestros hermanos el frío, y sigamos con las campañas para dar camas a los niños, y las Pymes sean ahora tema pero, sin soluciones concretas , seguiremos con una vida intranquila , ya que como ha dicho Monseñor Goic , ¿no será la hora de entrar en los temas de fondo y empezar a dialogar con respeto , sobre como se distribuye la riqueza y sobre la corrección del modelo económico.?
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Marta Canto Castro
Lic. Ciencias Políticas y Administrativas.
Administrador Publico.
Secretario Ejecutivo Instituto Jorge Ahumada.
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