BIBLIA, libro mío, libro en cualquier tiempo y en cualquier hora, bueno y amigo para el corazón, fuerte, poderoso compañero. Tu desnudez asusta a los hipócritas y tu pureza es odiosa a los libertinos.

Gabriela Mistral


domingo, 4 de mayo de 2008

MIEDO AL DIABLO – Mauricio Salinas Escobar.

La encuesta dada a conocer hoy confirma que el problema principal, en el ámbito de la denominada Seguridad Ciudadana, es un desajuste negativo entre la realidad material y la percepción que respecto de ella tienen las personas. Es decir, entre lo que se acostumbra a conceptualizar como " inseguridad objetiva " y la llamada " inseguridad subjetiva". Calificamos como desajuste negativo el que se produce cuando la percepción de la "realidad delictiva" la sobredimensiona, la exagera. Esto ocurre porque la inseguridad subjetiva tiene un nivel de autonomía bastante significativa respecto de la inseguridad objetiva. Es decir, la una no sube o baja porque sube o baja la otra. Desde un punto de vista abstracto, teórico, se podría afirmar que la inseguridad subjetiva (temor) depende, en términos sociales, de la inseguridad objetiva (delitos cometidos) sólo en tanto sabemos que los delitos existen. Si alguien considera que esto es disparatado o una interpretación forzada con fines in confesados, bastaría hacer la prueba de cuántos de aquellos mismos que contestan las encuestas, o sea cualquier persona, creen en que el diablo les puede hacer mal, o que hay personas que hacen "males" o "daños", o peor, cuantos podrían pasar una noche en un cementerio sin volverse locos de miedo a unos espíritus que nunca han visto. No estaría de más que los mismos investigaran el origen de esos temores y el uso que de ellos se ha hecho históricamente.

Efectivamente, esta encuesta nos muestra cómo, a pesar de haber disminuido la victimización ( haber sido víctima consciente de un delito) y también la revictimización, los mismos que contestan esta encuesta, al responder respecto de si esta aumentó, contestan afirmativamente, en un 8,2% más que en 2006. Peor aún, los que contestan afirmativamente son el 86,6%, o sea casi todos los encuestados. Esta contradicción se repite, en términos generales, respecto de todas las preguntas sobre cuestiones objetivas y las sobre percepción. Pero no basta con conocer esta realidad. Debemos intentar explicarla racionalmente, para obrar sobre los factores que la producen y la reproducen. Como siempre, quizás sería bueno preguntarse a quién le sirve esta realidad subjetiva y qué medios tienen para crearla. En todo caso, es reconfortante saber que a pesar de la desconfianza y el temor generalizado, de la rabia e impotencia que esto produce, esta misma encuesta nos muestra que el 85% de las p ersonas no creen que la delincuencia sea al principal problema en el país, y sí, la pobreza, el desempleo, la situación económica, etc., o sea las distintas dimensiones del modelo de sociedad que hemos creado.

MAURICIO SALINAS ESCOBAR,
CORPORACION CIUDADANIA Y JUSTICIA
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