BIBLIA, libro mío, libro en cualquier tiempo y en cualquier hora, bueno y amigo para el corazón, fuerte, poderoso compañero. Tu desnudez asusta a los hipócritas y tu pureza es odiosa a los libertinos.

Gabriela Mistral


sábado, 31 de mayo de 2008

Los silencios intelectuales de la centroizquierda.


Esos semi silencios o debilidades a la postre coadyuvan a la legitimación del sentido factual del poder que opera en la derecha, a la legitimación de su visión instrumental de la democracia y de su concepción mercantilizada de la ciudadanía. centro avance http://www.centroavance/.

Como se sabe, el experto electoral de la UDI, Andrés Tagle, hizo un informe que concluía en la inconveniencia de la inscripción automática en los registros electorales, porque ello ampliaba el porcentaje de jóvenes en el padrón electoral y los jóvenes tienden a votar por la izquierda.

El juicio del experto es descarado, absurdo y patético, porque equivale al siguiente argumento: que se apruebe la inscripción automática, siempre y cuando los nuevos empadronados se comprometan a votar por la derecha. Sin embargo, en cuanto a descaro, absurdez y patetismo, el experto no está solo: el 20 de mayo la bancada de diputados de la UDI votó en contra o se abstuvo de sumarse a la aprobación de la inscripción automática.

El argumento y la conducta de la UDI frente a este asunto llaman lastimeramente la atención, porque a estas alturas del siglo XXI no se puede creer que perviva una visión tan cínica del poder y tan instrumental de la democracia.

Pero alarma todavía más que este suceso haya sido abordado por los mass media, por sus analistas y hasta por dirigentes políticos de la propia Concertación, casi al pasar y como si se tratara de una simple anécdota o de un vulgar chascarro.

Abruma constatar, una vez más, que, en Chile, pensamientos y conductas como las expuestas no convoquen a reacciones políticas e intelectuales de una energía equivalente a las afrentas que esos pensamientos y conductas entrañan en esos mismos planos.

Porque lo que el experto propuso -y votó la UDI- se traduce en que hay una elite en Chile que se siente facultada para decidir –contra el espíritu y las leyes de la democracia moderna- quién tiene o no derecho a sufragio. Lo que se intentó, además, fue un gesto discriminatorio, pues se apuntó a un segmento social específico: la juventud. Y si se hila más fino: tras esa actitud subyace la enfermiza vocación de la UDI por cuotear el electorado: ¿hacia dónde conduce si no la permanencia del sistema binominal junto con un padrón electoral osificado?

Los inexplicables silencios o respuestas febles y a medias tintas de parte del progresismo a los “atentados” discursivos que recurrentemente hace la derecha contra el ideario democrático y plural moderno, representan errores y riesgos muy grandes para la centro-izquierda. En primer lugar, porque esos semi silencios o debilidades a la postre coadyuvan a la legitimación del sentido factual del poder que opera en la derecha, a la legitimación de su visión instrumental de la democracia y de su concepción mercantilizada de la ciudadanía.

Y, en segundo lugar, porque facilita que, cada vez con menos pudor, los medios de comunicación adscritos al mundo derechista sean utilizados con un creciente criterio de militancia.

El 21 de mayo se llevó a cabo en el Teatro Caupolicán un espectáculo se showball en solidaridad con los damnificados del Chaitén. En algún momento entró a la cancha el candidato Sebastián Piñera. Salió antes de los dos minutos por presión de las rechiflas y reclamos del público. Para los mass media casi no fue noticia. Sólo en algunos de ellos se le mencionó marginalmente, pese a que la actitud de Piñera fue de utilización política de un acto solidario y en virtud de que había aportado una suma de dinero. ¿Para el periodismo no son significativas las conductas prepotentes y anti-éticas de los líderes adinerados de la derecha?

Corolario: si los propios actores de la Concertación se autoinhiben en materias comunicacionales, no esperen que los mass media por voluntad “espontánea” y vocación “objetiva” releven los temas que interesan.

El universo concertacionista y particularmente sus elites políticas e intelectuales parecieran no haberse percatado de un fenómeno que sí ha detectado la derecha. La mayoría de la sociedad chilena –y dentro de ella- la mayoría de las nuevas generaciones tienen una afinidad político-cultural “espontánea” con los razonamientos y con los predicamentos que están en la esencia de las culturas de la centro-izquierda. Dicho de otra manera, por factores estrictamente socio-culturales la derecha está condenada a ser minoría. Sin embargo, existe la amenaza cierta que en un par de años más Chile pudiera estar gobernado por una suerte de alianza entre timocracia moderna y neoconservadurismo.

Si así ocurriera, no sería resultado de un cambio socio-cultural de las mayorías. Se produciría, porque esas mayorías no están escuchando una discursividad centroizquierdista con la cual identificarse. Y no la están escuchando, simplemente, porque la centroizquierda no está hablando como tal. Habla desde las lógicas del poder y desde la “ideología del gobiernismo”, con un lenguaje timorato y burocrático, distante del verbo que se requiere para conjugar idearios democráticos, libertarios e igualitarios.

Estos silencios o semi silencios político-culturales de la centroizquierda se justifican con la excusa de “defender al gobierno”. ¿Es que acaso el gobierno no es defendible con la discursividad propia de la centroizquierda?

Por Antonio Cortés Terzi – Gentileza: Martita Canto C.
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