BIBLIA, libro mío, libro en cualquier tiempo y en cualquier hora, bueno y amigo para el corazón, fuerte, poderoso compañero. Tu desnudez asusta a los hipócritas y tu pureza es odiosa a los libertinos.

Gabriela Mistral


sábado, 28 de junio de 2008

Berlusconi se blinda para el futuro.


El Primer Ministro centroderechista italiano aspira a suceder en Giorgio Napolitano en la Presidencia de la República al concluir su mandato actual. Y para ello, ya logró que su Gobierno aprobara una la ley que le concede inmunidad y que podría suspender los juicios que tiene aún pendientes.
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A pesar de algunos deslices presuntamente graciosos en sus primeros días de loca alegría por haber elecciones, Silvio Berlusconi, Primer Ministro de Italia por tercera vez, está cultivando con esmero su recién nacida reputación de estadista.

El subconsciente de experto en ofrecer espectáculo le traicionó en la visita a Córcega de Vladimir Putin, en la que hizo el gesto de disparar con ametralladora a una periodista rusa; o durante un encuentro con productores de mozzarella en el que simuló caer envenenado al probar un trozo de este sabroso queso de búfala, justo cuando el sector sufría por las sospechas de presencia de dioxinas.

Luego, nunca más. Berlusconi ya ni siquiera se prodiga en chistes como en su mandato anterior. Incluso en su asistencia hace una semana en Roma a la boda de Flavio Briatore, patrón de la Fórmula 1 de Renault, resultó muy contenido. Se limitó a decir que si la novia llegaba tarde -Elisabetta Gregoraci se retrasó 40 minutos-, “no le echen la culpa al Gobierno”.

“Il Cavaliere” se ha vuelto sobrio, y casi todos saben por qué. No sólo aspira a hacerse un lugar en la historia contemporánea de Italia atacando algunos de los males que la afligen como si sólo él fuera capaz de arreglarlos, sino, sobre todo, sueña con alcanzar la meta que mejor se avendrá algún día con su ancianidad.

Aunque lo ha negado varias veces en público en los últimos tiempos, los italianos y la clase política tienen claro que Silvio Berlusconi se postula para ser el inquilino del palacio del Quirinal, para convertirse algún día en Presidente de la República italiana.

ANTECEDENTE E HISTORIAL

La caída del anterior Gobierno de Prodi ha hecho que las cuentas, inesperadamente, cuadren. El fin de esta legislatura de cinco años coincidirá con el fin del septenio del actual Jefe del Estado, Giorgio Napolitano, en el 2013, y con alguna pirueta institucional, de la que se ocuparán oportunamente sus asesores legales, Berlusconi podría ocupar ese puesto.

Llegado ese momento, saltará la cuestión hirviente de su trayectoria personal en la política, y antes en la empresa, y de sus reiterados problemas con la justicia.

“Il Cavaliere” acumula en su historial trece procesos -absuelto en casi todos o libre por prescripción del presunto delito-, que ha afrontado siempre con una actitud de desafío a la magistratura, y con una visión ambivalente de la legalidad, concebida las más de las veces como un molesto escollo.

Ahora tiene pendiente un proceso en Milán por el caso Mills, en el que Berlusconi y el abogado británico David Mills podrían ser condenados a seis años de cárcel por corrupción de actos judiciales en los años noventa.

Hace unas semanas en Bruselas, donde se encontraba con motivo del Consejo Europeo, Berlusconi atacó con fiereza a los jueces, perdiendo la compostura que últimamente le ha caracterizado. “He sufrido quince años de persecución” -tronó durante la rueda de prensa-. En 1994 sufrí una acusación inexistente, de la cual fui absuelto, y vi subvertido el voto popular; no permitiré que eso vuelva a suceder”.

“Il Cavaliere” acusaba así a la magistratura, en sustancia, de obrar políticamente contra él desde 1994, año en que ganó por vez primera vez unas elecciones y formó Gobierno, y de pretender hacer ahora lo propio.

COBERTURA LEGAL

Por eso, Berlusconi ahora busca blindarse legalmente. Para ello, hizo que este viernes el Consejo de Ministros de Italia aprobara un proyecto de ley que dará la inmunidad a los cuatro altos cargos del Estado, entre ellos al Jefe del Gobierno, lo que suspenderá los juicios que tiene pendientes.

La norma prevé aplicar la inmunidad a los presidentes de la República y del Gobierno y a los de la Cámara de Diputados y el Senado, mientras que se excluye al responsable del Tribunal Constitucional. De esta manera, no podrán ser juzgados o investigados durante la duración de su mandato en casos que se ocupen de delitos que no sean relativos a su cargo institucional, aunque este tiempo no contará para la prescripción.

A finales de julio, el proyecto de Ley llegará al Parlamento para una segura aprobación, ya que el partido de Berlusconi tiene una amplia mayoría en ambas Cámaras.

En realidad, se trata de una reedición del llamado laudo Schifani - elaborado en su día por Renato Schifani, actual presidente del Senado-, que fue aprobado en junio del 2003 por el Parlamento durante el anterior mandato de Berlusconi. En enero del 2004 el TC lo rechazó por violar el principio de igualdad.

Aunque la inmunidad valdría sólo mientras se desempeña el cargo, y todo proceso suspendido por ese motivo continuaría una vez terminado el mandato institucional del imputado, de prosperar dicha ley supondría una ayuda inestimable en el camino de Berlusconi hacia la colina del Quirinal.

Por MARÍA PAZ LÓPEZ - LA VANGUARDIA.
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