BIBLIA, libro mío, libro en cualquier tiempo y en cualquier hora, bueno y amigo para el corazón, fuerte, poderoso compañero. Tu desnudez asusta a los hipócritas y tu pureza es odiosa a los libertinos.

Gabriela Mistral


martes, 5 de agosto de 2008

Adolfo Zaldívar Larrain - Intervención Senador en Votación para designación como Ministro de la Corte Suprema al Sr. Alfredo Pfeiffer.


Sesión Especial N°39, Miércoles 30 de Julio de 2008

Creo que lo que estamos decidiendo o sobre lo que tenemos que pronunciarnos no es menor.

Francamente, estoy convencido como el que más de que para que exista un Estado de Derecho en un país tenemos que tener un Poder Judicial independiente, sobre todo, quienes lleguen o accedan a estar en la Corte Suprema de Justicia. Es a ese Alto Tribunal al que nada menos le corresponde ejercer las facultades conservadoras, que son, en definitiva, las que cautelan la libertad personal, en última instancia. Y esas facultades son, en un momento de crisis, las que pueden no solo resolver una instancia jurídica, sino que la vida misma de las personas. Por eso que cuando nuestro país, con ocasión del golpe de Estado del año 73, quienes integraban la Corte de esos años, tuvieron la posibilidad, ante la inexistencia de un Congreso que cautelara las libertades públicas, de haber velado por la libertad personal. Y la verdad es que los miembros de esa Corte se subordinaron al poder político de entonces. Y quienes llegábamos ahí para alegar por la libertad de quienes estaban detenidos y a quienes se les conculcaban sus libertades y eran atropellados en toda la dimensión que uno puede imaginarse, no encontramos respuestas. Cuánto se hubiese evitado en nuestro país si aquellos jueces, en esos años, hubiesen estado a la altura de poder ejercer con libertad, en plenitud, la justicia.

Y eso no se hizo, no se pudo hacer, porque el poder político de entonces subordinó todo a una lógica, que espero que nunca más en nuestra patria tenga vigencia. Por eso, hay que velar por tener jueces independientes, nos gusten o no.

Creo que un gobernante a lo que debería aspirar realmente, a quien ejerce el Poder Ejecutivo, es que lo controlen. Por eso y para eso está el Congreso. Pero también están, por cierto, el Poder Judicial y la Corte Suprema de Justicia. Porque, en definitiva, más allá de un régimen político, si tenemos un Estado de Derecho sano, donde las personas, sus libertades están plenamente cauteladas, el resto va a venir por añadidura, señor Presidente.

Por eso, es que más allá de cualquier cosa, a mí no me llegan los acuerdos políticos. No me parece buen sistema. Creo que ese ha sido un camino equivocado. Yo muchas veces he votado contra acuerdos políticos, porque uno tiene que votar en conciencia. Y en esta cosa de elegir los miembros de la Corte Suprema yo creo que en el fondo lo que tenemos que hacer es honrar eso. Y prefiero, y es mucho mejor, mañana tener jueces que tengan una visión distinta, y es necesario que así sea, que tener un tribunal obsecuente, porque la justicia no se interpreta políticamente. Y nadie puede sostener en esta Sala o en ninguna parte que la justicia pasa por una cuestión política de coyuntura. Al contrario.

Por eso, señor Presidente, creo que aquí lo que corresponde es que nos pronunciemos si acaso queremos o no tener una Corte Suprema de Justicia independiente o no. Eso es lo que tenemos que hacer. Integrada con la diversidad. ¡De cuándo a acá en Chile todos vamos a tener que pensar lo mismo sobre todas las cosas! Y en materias tan relativas, en materias donde realmente creo que es absurdo llevar a posiciones absolutistas. ¡Gracias a Dios el mundo ha evolucionado en esto! Y nuestra propia Corte Suprema tiene que irse abriendo para ir interpretando la ley, conforme incluso a las circunstancias que son cambiantes, no tiene por qué constreñirse a una decisión absolutamente fija, estable, de las cosas. Porque no es así.

Por eso, señor Presidente, porque creo que es bueno, creo que es necesaria la diversidad, en eso debió haberse fundado un acuerdo y no en un acuerdo político. Voy a votar a favor de este nombramiento, más allá de cualquiera otra consideración, por lo que se ha vivido en Chile, pero, por sobre todo, por un anhelo superior de administración de justicia, incluso, corriendo el riesgo de que mañana ese juez u otro no esté de acuerdo con mi parecer, porque ese no es el problema. El problema es que la sociedad tenga una administración de justicia donde se garantice, claramente, no solo la diversidad, sino que se garantice claramente la libertad para poder dirimir en cualquier materia que les sea llevada a su competencia.

Por eso, voto a favor de este nombramiento.
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