El ingeniero comercial critica el proyecto HidroAysén, pero tiene millonarias inversiones junto a su socio y amigo Rodrigo Danús en torno a centrales a carbón. Marco Enríquez-Ominami rechaza el uso de este recurso y separa aguas con su brazo económico. La situación podría analogarse a lo sucedido con el jefe de contenidos de la campaña de Frei, Eugenio Tironi, quien debió renunciar públicamente a las asesorías que realizaba a Salcobrand en medio del bullado caso por la colusión de las farmacias.
El periplo de diez días que el candidato presidencial Marco Enríquez-Ominami inició en una avioneta el viernes pasado está bastante agitado, ya que MEO aspira a visitar 100 localidades y pretende abordar un sinfín de temas. Entre ellos el energético, que cumple un rol clave en su alianza con el Partido Ecologista, que hace unas semanas lo proclamó como su candidato.
Ese día y luego de comentar que Camilo Escalona se había encargado personalmente de revisar que el pequeño aeroplano estuviera en óptimas condiciones, el hijo del fundador del MIR, Miguel Enríquez, conversó con El Mostrador y explicó que en un mes más proyecta lanzar junto a Sara Larraín, que lidera su equipo de trabajo medioambiental, una propuesta que se basará en la necesidad de una matriz diversificada.
El candidato asegura que las energías renovables no convencionales (ERNC) tendrán un sitial privilegiado en su agenda, aunque reconoce que es imposible que el sistema se alimente sólo de ellas. Por eso, apuesta por un uso eficiente de la energía y un compromiso con el mundo ambiental para privilegiar las alternativas menos contaminantes.
En esta línea, Enríquez-Ominami critica duramente el uso del carbón. “Tengo una profunda desconfianza del carbón. He marchado contra AES Gener, donde recientemente nos ha dado la razón la Corte Suprema. Y parto de la base de que hay una oportunidad en Chile en materia de energía para generar un gran consenso al respecto”.
Pero no todos sus asesores opinan lo mismo. Su jefe económico, Paul Fontaine, junto al empresario Rodrigo Danús, son dueños de la consultora South World Business (SWB), la que ha apostado fuertemente por la instalación de termoeléctricas en varias regiones.
"Las centrales a carbón son de menores costos totales de inversión que las centrales de Aysén, considerando que las líneas de transmisión cuestan US$1.800 por KW”, explicaba Fontaine en una columna en el Diario Financiero el 3 de abril pasado.
Según el ingeniero, las centrales a carbón a la larga generan más empleo permanente. Y aunque admite que emiten CO2, señala que este se puede mitigar en gran medida. Además, recalca que el país cuenta con cuantiosas reservas de carbón.
Con varios proyectos andando y otros tantos en carpeta, los negocios de Fontaine recuerdan el conflicto de interés que se le achacó al jefe de contenidos de Eduardo Frei, Eugenio Tironi, por haber asesorado a Salcobrand a través de su consultora en medio del bullado caso de la colusión de las farmacias. Críticas que también lideró MEO.
Al respecto, el candidato señala que su jefe económico recientemente declaró que el golpe de Estado fue algo positivo. “No estoy de acuerdo con él respecto a eso. Pero no soy el general de de un ejército, no soy el coronel de un cuartel, no soy el obispo de una Iglesia. Soy un adulto que quiere gobernar Chile con los más audaces y más capaces. Paul es uno de ellos y tenemos profundas diferencias sobre distintos momentos de la historia y también profundas convergencias. Eso sorprende a algunos. Pero tendrán que acostumbrarse porque este político no aspira a ser arzobispo ni coronel, pretende ser presidente”.
Para Fontaine, lo importante es que “no soy el candidato, estoy haciendo una propuesta económica para Marco. No tengo problema en estar o no en un eventual gobierno porque no habría conflicto, ya que en el caso de que me ofrecieran un cargo y yo aceptara, habría que cumplir con la legislación vigente”.
La dupla del oro negro
Rodrigo Danús creó la empresa SWC en 1999. Dos años después, en 2001, Fontaine se integró al negocio de su amigo a través de South World Business (SWB), de la que ambos son dueños.
Un gran aliado para el éxito que han mantenido, fue el know how del mediático empresario -creador de programas como SQP- adquirido durante los 9 años que trabajó en Endesa, donde llegó a ser gerente de desarrollo internacional.
Ambos trabajaron en la transnacional y comparten una larga amistad. Incluso se compran propiedades juntos. También comparten su cercanía con el régimen militar: Danús lideró un movimiento ultraderechista en sus días universitarios, trabajó junto a Hernán Büchi y fue seremi de Hacienda en la Región de Valparaíso.
Fontaine es hijo del denominado tercer Chicago Boy (tras Sergio de Castro y Carlos Massad), Ernesto Fontaine.
El mapa energético
La última jugada de ambos empresarios en torno a las termoeléctricas es a gran escala e implica una inversión de 2 mil 800 millones de dólares. Asociados al fondo de inversión Southern Cross proyectan instalar dos plantas a carbón, de 700 MW de capacidad cada una, en Penco y Coronel, en la Región del Bío Bío. Y aunque la propuesta aún no ingresa al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), fuentes regionales aseguran que ya ha habido conversaciones con la autoridad ambiental de la zona.
Pero no es la primera central en la región ligada a la dupla de empresarios. También están asociados con Southern Cross en el complejo Campanario, que ya está en funcionamiento y que tras algunas modificaciones opera con petróleo. Este alcanzaría una capacidad potencial de 240 MW (hoy llega a los 180 MW) y su costo es cercano a los 200 millones de dólares.
A lo largo del país las termoeléctricas ligadas a Fontaine y Danús son varias. En la región de Tarapacá está en calificación la Central Termoeléctrica Pacífico (CTP), con una capacidad de 350 MW y una inversión estimada en 750 millones de dólares.
En Atacama, en 2007, fue aprobada la Central Tierra Amarilla, que empezó a operar en junio pasado a turbinas diesel y cuenta con una capacidad de 160 MW. El costo ascendió a 90 millones de dólares y como en varios otros proyectos trabajan junto a Southern Cross. En la misma región también está instalada la Central Termoeléctrica Diego de Almagro, que entra a operar en septiembre con 72 MW y es a base de petróleo diesel. Su inversión asciende a 45 millones de dólares.
En la V Región, en la zona de Puchuncaví -al lado de la criticada termoeléctrica Campiche de AES Gener-, está en calificación la central a carbón RC Generación, que con una inversión de 1.081 millones de dólares busca instalar 700 MW.
Según explica Fontaine, con sus socios mantiene una mirada estratégica con respecto al carbón, ya que “hoy existe un triopolio y varias empresas chicas, entre ellas las nuestras: somos un actor nuevo, no somos muy relevantes. Pero si se concretan los proyectos en carpeta agregaríamos competencia importante permitiendo que el país se beneficie”.
Y agrega que “comparto la opinión de Tokman acerca de que Chile forzosamente debe desarrollar la energía a carbón porque es una alternativa masiva, a costos razonables. Obviamente complementándola con otras opciones”.
Los reyes del carbón
La cercanía de la dupla Danús-Fontaine con el “oro negro” no se remite sólo a centrales. También han apostado sus fichas en algunos yacimientos carboníferos. Actualmente son dueños de minas en Curanilahue y Puerto Natales.
Hasta hace poco también tenían proyectos en Isla Guafo, al extremo sur del archipiélago de Chiloé. Allí obtuvieron las pertenencias para explotar una superficie equivalente al 40 por ciento de ese territorio. Pero según explica Fontaine “este proyecto lo abortamos por razones medioambientales. Nos juntamos con grupos ecologistas y nos convencieron de que era inviable explotarlo”.
La última apuesta fue la mina La Chulita de la Octava Región, en Curanilahue, facilitada por Enacar. El objetivo es invertir 3 millones de dólares, de los cuales ya llevan 2 millones, y lo que falta se desembolsará en enero, cuando se ampliarán en 200 trabajadores y alcanzarán a producir 4 mil toneladas de carbón al mes. “Luego de eso seremos el principal productor de carbón de Chile”, asegura el empresario.
También tienen una empresa comercializadora de carbón en la que han invertido 2 millones de dólares, otra empresa de transporte y un factoring en el que tienen 5 mil millones de pesos en colocaciones.
¿Y qué dicen los ecologistas?
Los negocios de Fontaine pueden poner en una situación compleja a MEO frente al mundo ecologista, aunque hay diversas posturas al respecto.
Para Flavia Liberona, directora ejecutiva de Terram, “es súper preocupante que Enríquez-Ominami no se haya pronunciado oficialmente respecto a las termoeléctricas a carbón. El distrito en que es diputado es uno de los más contaminados, por lo que es necesario saber su posición al respecto. Más cuando dos personas que participan en su campaña están involucrados en el tema termoeléctrico”.
En tanto, el director ejecutivo de Greenpeace, Rodrigo Herrera, que el viernes entregó a los candidatos presidenciales una propuesta energética, explica que “MEO no ha manifestado una postura frente al tema, pero si tiene gente ligada habrá que monitorear lo que plantea”. En todo caso, asegura que “me imagino que tendrá criterio suficiente, porque cada candidato tendrá su forma de hacer las cosas, y en el fondo no es un asunto de personas sino de contenido”.
El presidente del Partido Ecologista, Félix González, considera que “lo importante al apoyar al candidato no son los amigos sino el programa de gobierno. Que haya una o dos personas que piensen distinto a nosotros no nos complica”.
Por Claudia Urquieta Ch. – El Mostrador.
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