La cueca hace furor en los jóvenes. La Parada Militar suma adeptos en todas las clases sociales. Y al Chile de todas las edades le gusta la Teletón. Lo que reveló la última encuesta ICSO-UDP está aquí: son las costumbres colectivas las que definen hoy los colores de la chilenidad.
Si no llevaran esa guitarra a cuestas, si no escondieran el pandero en la cartera, Patricia Díaz y Claudia Mena serían dos muchachas más que pasean por Providencia. Pero andan con la cueca encima. Basta que las presionen un poco para que Patricia, de 26, y Claudia, de 18, se larguen a cantar. "Yo me enamoré de la cueca", dice Patricia, actriz de profesión. Y dice que se siente traicionera. Como si le fuera infiel al teatro.
Ambas formaron el dúo "El parcito" y asisten con frecuencia a los cuecazos que se realizan en casonas y locales donde la cueca es el ritmo oficial. Porque la cueca se convirtió en culto. Se tomó los bares. Conquistó a los jóvenes. Y apareció en las encuestas. Es uno de los ritos que la encuesta nacional, realizada en 2008 por el Instituto de Ciencias Sociales de la UDP, reconoció como parte de nuestra identidad país. En ese estudio, por primera vez se preguntó acerca de la identidad nacional, y las cifras fueron reveladoras: el 88% del total de encuestados señala que conoce y que gusta de la cueca, mientras que en la población de 46 a 60 años supera el 94%.
Una sorpresa para quienes discuten sobre cómo somos los chilenos y qué nos une, tema cada vez más presente con la celebración del Bicentenario ad portas. La cueca no fue el único rito colectivo que sondeó el estudio ICSO-UDP: la Parada Militar, también, es un evento valorado y seguido transversalmente por la gente (70,7% de los encuestados así lo señala), y algo similar ocurre con la Teletón (apreciada por el 90,6% de la población) e, incluso, el fútbol (68,6% de conocimiento y gusto).
La gran mayoría de los entrevistados, además, declara sentirse muy identificado con Chile (71,7%) o algo identificado (20,4%). Las cifras son transversales en todos los estratos sociales. La globalización, entonces, no atenta contra la chilenidad, pese a la arremetida de internet, el reggaeton, la comida chatarra y otras costumbres foráneas.
¿Qué hay en estos ritos que identifican a los chilenos? Según Claudio Fuentes, director del ICSO-UDP, la Teletón, por ejemplo, ha servido como elemento unificador de la chilenidad. "Es el momento de la solidaridad nacional", concluye el investigador. Eventos como el Festival de Viña, agrega, son la representación de nuestra capacidad para exportar lo nuestro al mundo.
"La identidad no es un fenómeno individual", precisa Hernán Cuevas, cientista político autor del ensayo El dilema de la identidad nacional, que analiza las cifras de la encuesta UDP y explica así el porqué de la penetración de estos ritos colectivos en la identidad nacional. "La formación de la identidad", insiste, "requiere de cierta identificación con signos presentes en la cultura". La Teletón, la cueca, el fútbol, son ejemplo de esos signos, que en determinados periodos pueden volverse más fuertes gracias a factores coyunturales. La cueca, por ejemplo, se convirtió en baile nacional por decreto, cuando en 1979 el régimen militar quiso hacer frente a la penetración de las rancheras mexicanas en las clases más populares.
La transversalidad de la que hoy gozan estos rituales no deja de llamar la atención a quienes le toman el pulso al país con estas cifras. El investigador Claudio Fuentes plantea que si bien estamos más expuestos como sociedad al mundo, eso ha terminado reforzando en Chile cierto sentido nacional. "Hay encuestas comparadas que muestran que los chilenos tienden a ser más nacionalistas que otros países", agrega, y explica que Chile siempre ha buscado exaltar ciertos elementos que le dan sentido a la nación. El discurso con el que la elite del siglo XIX concibió la consolidación del Estado, el crecimiento del país a costa de la épica de la Guerra del Pacífico, nuestro aislamiento geográfico y la escasa y tardía inmigración han influido en la chilenidad.
"La identidad chilena se ha entendido desde el aislamiento", postula el cientista político Hernán Cuevas. "En América Latina son pocos los que nos miran como país modelo. Los foros internacionales en que participa Chile se asocian a otros contextos, como Asia Pacífico. Esto, también, permite decir que somos únicos. Hay una metáfora: somos distintos a América Latina".
Ese aislamiento ha influido, también, en la percepción de que Chile es un país "sitiado, en amenaza", como describe Claudio Fuentes. Aquello explica la estrecha identificación con las Fuerzas Armadas, la Parada Militar y rituales castrenses como los desfiles. "La Parada rebasa lo estrictamente militar", fundamenta, "es también el ejercicio cívico de lo popular, a través de símbolos como la ramada, los volantines".
En esta construcción de identidad, la zona central impuso el sentido de nación a las otras regiones. Eso explica por qué la cueca -que evoca al campo- ha sido rescatada con tanto fervor. "En lo social, el Bicentenario plantea una reflexión sobre quiénes somos y para dónde queremos ir. Eso, a mi juicio, nos lleva a nuestros orígenes. No es casualidad que culturalmente se retome un estilo musical que viene de las raíces y no de la élite", agrega Fuentes.
"La cueca es fonda, es fiesta, es 18 de septiembre"
Patricia Díaz (26) y Claudia Mena (18) Cantoras de cueca
Patricia conoció a Claudia en un taller de canto a la rueda. Pronto se hicieron amigas, dejaron de escuchar todo lo que no fuera cueca y luego conformaron el dúo "El parcito". Claudia conocía la tradición cuequera; Patricia supo de las cuecas choras gracias a Los Tres y su trabajo en conjunto con Roberto Parra. Pero hubo algo más que convirtió ese ritmo en parte de sus vidas. "No todos los jóvenes que gustan de la cueca han escuchado a Los Tres. Tiene que ver con la fuerza, con encontrar una identidad", dice Patricia. Y agrega: "La cueca es verso y es melodía. El baile es coqueto, agresivo, seductor. Primero te enamoras del baile, luego te das cuenta de que puedes cantar". Ambas se prueban cada vez que participan de los cuecazos. Para ellas y para muchos, hay cueca todo el año, incluso en lugares tan en boga como el bar Catedral. "Aunque para mí tiene que ver completamente con lo popular", dice Patricia, la actriz, "porque la cueca es fonda, es fiesta, es 18 de Septiembre. Es chicha, es vino. Veo una contradicción en estos lugares donde hay cueca gratis y pisco sour".
"La Teletón tiene una mística especial"
Verónica Moscoso, terapeuta ocupacional de Teletón hace 31 años
Verónica conoce desde dentro toda la historia de las campañas de la Teletón. Supo del entusiasmo cuando se puso la primera piedra del Instituto en Santiago, y supo, también, cómo esas familias a las que ella ayudaba en momentos críticos se iban convirtiendo en parte de su vida. "He pensado que este trabajo para mí tiene un sentido de vida", dice, "tiendo a tener mucha esperanza". Verónica cree que a medida que se han ido construyendo centros de rehabilitación a lo largo del país, los chilenos han "tomado conciencia por una causa". Detrás de eso, está segura, existe la gran solidaridad que se reafirma en cada nueva convocatoria. "La gente de la calle siente como propia a la Teletón. Saben que la Teletón tiene una mística especial. A mí me importa que el valor de la Teletón no se pierda: siento que una cuota de responsabilidad enorme".
"La parada es un símbolo de arraigo"
Marcelo Villalba, coleccionista de documentos históricos del Ejército
Marcelo Villalba es el creador del Museo Virtual de la Guerra del Pacífico y hace años que colecciona documentos, armas e imágenes de la historia militar de Chile. Entre sus tesoros tiene, justamente, fotografías de las Paradas Militares de antaño, "con gente atiborrando el lugar y un gran despliegue". Para Villalba -quien ha asistido a seis desfiles patrios-, la Parada Militar es un encuentro ciudadano con la historia. "Gente de todas las clases sociales, de todas las edades, toma esto como una fiesta nacional porque buscan un símbolo de arraigo. Muchos se sienten representados sin ser militares", dice. Agrega: "Por eso cada Parada Militar es tan esperada. Para mí, como civil, participar de la Parada Militar es reencontrarme con las tradiciones, con cierta mística de un país que se siente seguro y que puede mostrar al extranjero que somos un país moderno".
La historia de los nuevos ritos
1824: La zamacueca peruana se baila en los salones santiaguinos.
1832: Se realiza la Primera Revista Militar.
Fines 1800: La cueca se asienta en el campo.
1896: En el Parque Cousiño se efectúa la Primera Parada Militar.
1915: Se instaura el 19 de septiembre como Día de las Glorias del Ejército.
1978: Primera Teletón.
1979: Decreto militar reconoce a la cueca como baile nacional.
1995: Los Tres cantan tres cuecas en su unplugged de MTV. La cueca se hace pop.
2004: Nace el voluntariado de la Teletón.
Por Marcela Escobar Q. – Revista El Sábado.
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