El cadáver de un niño de doce años, Byron Ranulfo Rustrián Osorio, es revisado por fiscales del Ministerio Público el pasado 28 de julio de 2009, en una zona del municipio de San Vicente Pacaya, a unos 40 kilómetros al sur de Ciudad de Guatemala, donde fue hallado por pobladores con disparos en diferentes partes del cuerpo. Rustrián, hijo del concejal primero de la municipalidad de Palín, pueblo también al sur del país, permanecía secuestrado desde el pasado jueves y sus captores exigían 63.000 dólares. EFE
La 'industria' del secuestro se ha instalado en Guatemala, donde se declararon 109 secuestros en lo que va del año, contribuyendo a la ola inseguridad y violencia que azota a este país centroamericano y a un negocio que superaría el millón de dólares anuales.
En el primer semestre del año, se han reportado 109 secuestros en el país, de los que se han podido liberar sanas y salvas a 29 personas sin pagar rescate, según la Policía Nacional Civil (PNC).
Otras 61 familias han tenido que pagar un monto para lograr la liberación de sus parientes, quienes han sido dejados en libertad después de haber entregado el dinero a los secuestradores.
Pero no todos los secuestros tienen un desenlace feliz. Cinco personas secuestradas cuyos familiares pagaron el rescate exigido por los captores aparecieron muertas y otras cinco todavía no han aparecido.
Una de las últimas víctimas del hampa apareció sin vida el martes. Se trata del hijo de un concejal del municipio de Palín (sur), Byron Rustrían, secuestrado el 23 de julio cuando salía de su centro de estudios y por cuya liberación la familia pagó unos 97,500 dólares, según parientes y vecinos.
Otras dos fueron asesinadas después de que los familiares se negaron a cumplir las exigencias de los familiares, según datos de las fuerzas de seguridad, que detuvieron a 48 secuestradores y abatieron a 12.
Aunque el pasado año se registraron 213 secuestros en todo el país, "el mayor número de casos'' de esta siniestra industria, según datos de la Policía Nacional Civil (PNC), este año la diferencia es que ha aumentado la cantidad de denuncias por este delito.
"La población ha confiado en el trabajo de los elementos del comando antisecuestros'', quienes asesoran en todo momento a las personas que reciben las llamadas de los negociadores de la banda delincuencial, justifican en la institución.
Uno de los problemas que tiene este comando, es que "los familiares en algunos casos no presentan denuncias por temor a que le pase algo a su pariente'', reconocen.
Otros fingen el secuestro para obtener "dinero fácil''. Es el caso de 17 personas, de los cuales 6 han sido resueltos y sus protagonistas están entre rejas por falsear la información.
Los investigadores de la Policía han identificado cuatro bandas de secuestradores, aunque suponen que podría haber surgido más tras las capturas de los cabecillas.
"La banda más importante que se ha desmantelado es la que se hace llamar Los Pitágoras, cuyo líder se encuentra detenido en la Granja Penal de Cantel, Quetzaltenango (oeste) y cuyos integrantes utilizan números y teoremas para identificarse durante la negociación con los familiares'', afirmó un investigador a la AFP.
A esta banda se le atribuyen al menos 10 secuestros en varios departamentos ubicados al oeste de la capital guatemalteca. Se supone que también dieron muerte a algunas de sus víctimas o les mutilaron partes del cuerpo para enviarlas como pruebas de vida.
El fiscal contra el crimen organizado, Rony López, afirmó a medios locales que no descarta que en estas bandas estén involucrados agentes u oficiales de las fuerzas de seguridad. La institución investiga a 385 agentes por robos y extorsiones.
Por Rodolfo Zelada/AFP – El Nuevo Heraldo.
.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario