BIBLIA, libro mío, libro en cualquier tiempo y en cualquier hora, bueno y amigo para el corazón, fuerte, poderoso compañero. Tu desnudez asusta a los hipócritas y tu pureza es odiosa a los libertinos.

Gabriela Mistral


miércoles, 24 de septiembre de 2008

CHILE: Soledad Alvear y la DC: ¿plus o lastre?


Bajo ciertas condiciones puede suceder no sólo que la conducción de un partido no sume al caudal político que una mujer necesita para llegar a ser presidenta de un país, sino que, sencillamente, se convierta en un lastre. Esta afirmación resulta contraintuitiva, por cuanto se supone que ocupar dicho cargo es uno, cuando no el más importante, factor de capital político al que puede aspirar quien anhela, en las sociedades democráticas, llegar a presidirlas. Sin embargo, ¿es ésta la norma para el caso de las mujeres y, más específicamente, para Soledad Alvear?

Hace unas semanas, la timonel DC debió escuchar recomendaciones de priorizar la campaña municipal y alejarse de la presidencia de su partido. Pero, ¿son ambas responsabilidades incompatibles? No en principio. A pesar de ello, existe la presunción de que su nominación presidencial depende del mejor desempeño de la DC en las municipales. ¿Qué más tiene que demostrar Soledad, que ostenta una trayectoria ministerial inédita y ha ganado varias elecciones partidarias de peso? La explicación se desprende de su declive paulatino en encuestas como la CEP, de cuya lectura se infiere una cierta asociación con la decisión de dirigir su partido. Sólo experimenta un ascenso, a mediados del 2005, cuando declara su intención de postular a una senaturía.

Admitamos que resulta falaz esgrimir que la lenta caída de Alvear se debe solamente a su rol de timonel de la DC, aunque analistas como Cortés Terzi ya advirtieron que obedecía a la estrategia de ser presidenta del partido. Es cierto que, más que la formalidad del cargo, lo que cuenta es su desempeño. De acuerdo a ello, la salida de los diputados colorines no ha hecho más que agudizar esta tendencia.

Ello nos lleva a preguntarnos si la configuración del capital político es similar para ambos sexos, si el partido influye y cómo ello se vincula con el régimen político. No podemos sacar conclusiones en nuestra región, dado el escaso número de mujeres presidentas. Un caso interesante es el de la Presidenta Bachelet que, si bien ingresó muy joven al PS, no llegó a desempeñar cargos en su directiva e, incluso, su militancia fue un tanto intermitente. Se necesita contrastar más y mejor los hallazgos relativos a los recursos del capital político por sexo, donde las redes sociales y familiares parecieran ser todavía más importantes para las mujeres, por sobre el partido.

Por Fernández, María de los Angeles
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