BIBLIA, libro mío, libro en cualquier tiempo y en cualquier hora, bueno y amigo para el corazón, fuerte, poderoso compañero. Tu desnudez asusta a los hipócritas y tu pureza es odiosa a los libertinos.

Gabriela Mistral


martes, 7 de octubre de 2008

CHILE: El Contagio de la Economía Chilena.


Un sistema financiero de apretada liquidez es el principal síntoma de que la enfermedad cruzó las fronteras, lo que puede tener nefastas consecuencias si la autoridad no se maneja bien.

Si bien las autoridades de Hacienda y del Banco Central han insistido que Chile está bien preparado para enfrentar la crisis financiera internacional y que no hay que alarmarse demasiado, los efectos ya son una realidad y se están sintiendo en un sector de alto poder expansivo: el financiero.

La liquidez de la banca está más o menos apretada, dependiendo si de trata de una entidad nacional o internacional, dada la menor disponibilidad de líneas de crédito desde el exterior. Esto, para los clientes, significa que conseguir un crédito bancario se volvió más complejo; que las cartas de crédito probablemente estarán en pesos y ya no en dólares; que las tasas subieron fuerte; que los montos a prestar se redujeron y los plazos de las líneas de crédito, también. Lo que ocurre es que la desconfianza reina en el sistema financiero y es por eso que las políticas de crédito se han tornado más conservadoras, pues nadie se quiere llevar una sorpresa. Más vale plata en caja que mal colocada, parece ser la consigna.

En síntesis, el crédito fluye, pero lento y caro.

Aclarando que el viernes la situación se “soltó” bastante; que la aprobación del plan de rescate en EE.UU. fue una buena noticia, y que no hay una situación de crisis generalizada en la banca chilena –las entidades más pequeñas están más complicadas-, una liquidez apretada igual puede tener importantes consecuencias si la autoridad no se maneja bien.

Así lo aprendimos a fines de la década pasada, cuando el alza de las tasas de interés, provocada por los desaciertos del Banco Central, llevó a una paralización de la cadena de pagos, cuyas repercusiones se sintieron en todas las áreas productivas. Una década después, aún no se puede decir que los efectos de esa crisis quedaron atrás, ya que muchas pymes aún arrastran deudas que se originaron en ese tiempo y la tasa de desempleo nunca volvió a los registros de esa época.

SINTOMAS

Dado que los síntomas de contagio ya son evidentes, lo importante ahora es aplicar todo el antibiótico necesario, de modo que la salud de la economía se vea dañada lo menos posible.
En otras palabras, es el turno de la autoridad. Esta tiene que actuar entregando toda la liquidez que el sistema financiero requiera. Y aquí, el timming es fundamental. Tanto, que buena parte de lo que sucedió la semana pasada en Chile y en el resto del mundo fue producto del retraso de la aprobación del plan de rescate en EE.UU. La tardanza lo único que logró fue generar más desconfianzas y rumores, provocando enormes transferencias de riquezas, porque la desesperación es la peor consejera de inversiones.
Los recursos están. La posición de acreedor neto que ostenta Chile frente al mundo, producto del ahorro del mayor precio del cobre; de un Banco Central con una sólida suma de reservas de US$XX millones, y de un fondo de pensiones cuyos activos ascienden a US$XX millones, representan los medicamentos de última generación para combatir la enfermedad. Pero hay que actuar mientras el enfermo está vivo y no esperar a que entre en coma.

Una medida en ese sentido fue la inyección de divisas, mediante las licitaciones de compra de swap de dólares que a partir de la semana pasada inició el Banco Central. Y si bien la primera de ellas no alcanzó el monto ofrecido (US$ 500 millones), de lo que se deduce que la escasez no era crítica, lo cierto es que se requerirá monitorear muy de cerca esa situación, que puede cambiar en pocas horas. Y, si es necesario, se deberá elevar el monto establecido o modificar el calendario.

Pero la situación amerita ir más allá. Que el BancoEstado, por ejemplo, modifique su sesgo conservador y que sea un activo proveedor de líneas de crédito a las pymes.

Más revolucionario aún, sería avanzar hacia la desregulación de los fondos de pensiones, de modo que se les permita invertir en instrumentos hoy prohibidos. Es el caso del capital semilla, capital de riesgo e incubadoras, lo que significaría participar en el desarrollo del país y no solo tener los recursos en el exterior.

Es el momento de ponerse creativo y de demostrar por qué las autoridades insisten que Chile está bien parado. Es el momento que las platas retornen al país, solucionando el problema de liquidez. Después de todo, si una crisis financiera mundial que ha derrumbado las bolsas y ha llevado a la quiebra a gigantes financieros no es una razón suficiente para usar los ahorros, ¿cuándo?

Fuente: Estrategia.
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