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Gabriela Mistral


lunes, 13 de octubre de 2008

EE.UU.: Se inició la cuenta regresiva de Bush en la Casa Blanca.


El mandatario aparece con sólo un 24 por ciento de respaldo.

El mandato del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, entró este domingo en sus últimos cien días, ensombrecido por una altísima impopularidad y una de las crisis económicas más importantes de las últimas décadas.

"Parece que voy a tener mucho trabajo que hacer de ahora hasta que el nuevo mandatario asuma el cargo", reconocía en la semana pasada el presidente.

Desde el 15 de septiembre, cuando la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers agudizó una crisis económica que ya se forjaba en el horizonte, Bush -que se había mantenido hasta entonces en un distante segundo plano político- ha multiplicado sus comparecencias públicas sobre la situación financiera.

El sábado se reunió con los ministros de Finanzas del G7 -los siete países más ricos: Canadá, EE.UU., Reino Unido, Japón, Italia, Alemania y Francia- y del G20, las principales economías avanzadas y en desarrollo.

Su renovada actividad no le ha hecho más popular: las encuestas le dan apenas un 24 por ciento de aceptación, un nivel equivalente al que tenía Richard Nixon al dimitir por el escándalo Watergate.

Bush, que en el último mes ha hablado casi a diario en público sobre la economía, tiene previsto continuar en los próximos días con sus intervenciones y sus contactos con los líderes internacionales para intentar hacer frente a la crisis.

Su misión también comprende poner en marcha el plan de rescate del sistema financiero valorado en 700.000 millones de dólares, la piedra angular de sus medidas para atajar la debacle.

Si se confirma la iniciativa propuesta por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, Bush deberá participar en una cumbre extraordinaria del G8 (el G7 más Rusia) sobre la crisis económica.

Además, el mes próximo tiene prevista una visita a Perú para participar en la cumbre anual del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), en el que será su último viaje a América Latina.

No debe descartarse tampoco una última "escapada" a Irak, el país que, más que ningún otro asunto, definirá su legado.

En política exterior le quedan aún por completar un buen número de temas, aunque le resta escaso tiempo para lograrlo.

Está ya claro que dejará pendiente a su sucesor -sea el demócrata Barack Obama o el republicano John McCain- el futuro de las guerras en Irak y Afganistán.

También están pendientes las conversaciones de paz en Oriente Medio, donde el año pasado se comprometió a lograr un acuerdo para antes del final de su mandato.

Tampoco parece probable que logre la aprobación en el Congreso de los tratados de libre comercio pendientes con Colombia, Panamá y Corea del Sur. Sí ha logrado el mandatario uno de sus principales objetivos, la entrada en vigor del acuerdo de cooperación nuclear civil con la India, suscrito finalmente el pasado viernes tras un proceso que se prolongó por tres años.

El proceso de desnuclearización de Corea del Norte ha vuelto a ponerse en marcha después de que Washington decidiera retirar este fin de semana a ese país de su lista de naciones patrocinadoras del terrorismo.

En su lista de deberes pendientes está también, como ocurre con todos los presidentes al final de sus mandatos, la concesión de amnistías y conmutaciones de penas.

Pero la pieza clave para los próximos cien días ya está firmada desde esta semana: la orden ejecutiva que crea el equipo de transición para facilitar la llegada del próximo presidente.

El equipo empezará a funcionar esta semana e intensificará sus tareas a partir de las elecciones del 4 de noviembre.

El 20 de enero, Bush dirá definitivamente adiós a la Casa Blanca.

Fuente: Diario Hispano Chileno.
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