La volatilidad es una condición que llegó para quedarse en los mercados por un buen rato y por lo tanto, deberemos acostumbrarnos a ella y a la desaceleración económica que se acentuará aún más en las principales plazas del mundo.
La volatilidad genera cuadros tipo “montaña rusa” en los mercados y vaivenes en la confianza de los agentes económicos que nos hacen difícil calcular cuándo volverá a su punto de equilibrio el mercado.
No obstante un ejercicio sano es que inversionistas, empresas y consumidores vean este escenario con una mirada ecuánime, para descubrir dónde estarán las oportunidades de negocio que, por supuesto, las hay (y muy atractivas).
Ello a pesar de que el costo del crédito hoy sea mayor que hace un año, que el crédito se contraiga y los participantes en el mercado disminuyan. Sin embargo, es innegable que en la caída en los precios accionarios, en el valor de muchas compañías y en el mercado inmobiliario, hay valiosas posibilidades para las empresas.
Bajo esta mirada, podría ser la coyuntura ideal para que las empresas chilenas, sólidas en capital, puedan extender sus operaciones en los países vecinos. Brasil y Colombia son especialmente atractivos en esta coyuntura; mercados con alto nivel de consumo, ávidos de capital en estas circunstancias y con niveles bursátiles que no se veían desde hace 10 años.
Esta podría ser, por ejemplo, una coyuntura propicia para consolidar fusiones y adquisiciones a precios más que razonables. El sector empresarial chileno tiene espaldas para aprovechar estas oportunidades.
Desde el ámbito financiero no se han cerrado las puertas. Lo que ha cambiado es la forma de hacer negocios. El sistema financiero se ha vuelto más cauteloso en apoyar operaciones que tengan sentido. El nuevo escenario exige rigurosidad, prudencia, y selectividad al elegir los socios antes de embarcarse en un nuevo proyecto, pero el mercado financiero sigue ofreciendo líneas de crédito y alternativas de financiamiento para quienes toman los necesarios resguardos. Y cuenta con las herramientas de asesoría adecuadas para esta coyuntura.
Con seguridad el crédito estará a un precio mayor al estábamos acostumbrados, tal vez porque el spread de crédito en el pasado era demasiado bajo. Esta es una variable que las empresas que tiene que hacer refinanciamiento el próximo año deberán tener en cuenta.
Y es que los inversionistas y los ahorrantes se habían acostumbrado a rentabilidades del 30%, y nunca cuestionaron si había una exposición excesiva al riesgo. Paralelamente aumentaron el nivel de consumo pensando que tenían ingreso permanente y que estas rentabilidades se mantendrían.
No podemos desconocer, asimismo, que esta volatilidad irá acompañada por una contracción del mercado: seguramente la tasa de interés nacional seguirá en ascenso producto de los temores inflacionarios; el tipo de interés se ubicará entre $580 y $600 a fines de año con alzas hasta que no se conozca el alcance total de esta crisis; y el valor de los commodities mostrará una reducción de los precios.
Pese a ello Chile crecerá el próximo año entre 3% y 3,2%, una cifra bastante positiva si se considera que la economía mundial ha crecido a ritmo de 3% en los últimos diez años. Así más que dejarse cegar por el pánico, en esta coyuntura las empresas deben tener una mirada de largo plazo para ver las oportunidades del momento, generando con ello una inyección de confianza al mercado.
Transparencia es el antídoto en este escenario. Un mercado serio, responsable, transparente y confiable ayudará a aminorar los impactos de esta crisis.
Joaquín Quirante - Director General Santander Global Banking & Markets
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Fuente: La Segunda.
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