Ataque en Washington revive temores por grupos supremacistas blancos, considerados una amenaza por EE.UU.
El ataque realizado en el Museo del Holocausto de Estados Unidos por parte de un hombre asociado a los grupos supremacistas blancos, ha vuelto a traer a la palestra pública a estas organizaciones, consideradas por el gobierno estadounidense como uno de los mayores peligros para la seguridad nacional.
A principios de abril un informe interno del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) filtrado a la prensa advertía sobre el creciente peligro de las llamadas "milicias de ciudadanos soberanos", también conocidas como grupos supremacistas blancos.
Según la Enciclopedia Británica, la supremacía blanca es la creencia "en la natural superioridad de las personas de piel clara o 'blancas' sobre otros grupos raciales", aunque aclara que el término se ha hecho extensivo a grupos racistas, nacionalistas o fascistas que usan la violencia como herramienta.
Veteranos frustrados
Como el informe del DHS advertía que veteranos de las guerras en Afganistán e Irak, frustrados por las malas condiciones económicas encontradas a su regreso, podrían estar engrosando esos grupos, el informe generó molestias entre grupos de ex militares y en colectivos de derechos humanos.
Pero ya desde poco antes el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) y el Departamento de Defensa habían iniciado una operación para "compartir información sobre veteranos (...) cuyo involucramiento con grupos extremistas de supremacistas blancos o milicias de ciudadanos soberanos implique un riesgo de terrorismo doméstico", según un informe del FBI filtrado a la prensa en febrero.
El "enemigo interior"
Pese a la polémica y las dudas expresadas por algunos sobre la calidad de los datos de inteligencia usada en el reporte, las autoridades aseguran que se ha registrado "un incremento en el reclutamiento, las amenazas a los sistemas de comunicación y la procura de armamento" por parte de estos grupos.
Tras el incidente registrado el miércoles en el Museo del Holocausto de Washington, en el que un atacante solitario supuestamente afiliado a grupos supremacistas mató a un guardia de seguridad, algunos empiezan a pensar que la advertencia oficial tiene base.
Lo paradójico es que, aunque la militancia supremacista de James Von Brunn era conocida para las autoridades, este hombre de 88 años, veterano de la Segunda Guerra Mundial, no contaba con el perfil que tenían en mente los analistas del FBI al identificar la amenaza de estos grupos, considerados un verdadero "enemigo interior".
En realidad no se trata sólo de una "amenaza blanca", porque hay grupos de negros, pandillas latinas, defensores radicales de derechos de los aninmales, colectivos anti-aborto, entre otros, que son considerados potencialmente peligrosos y violentos.
Todos son clasificados legalmente como "grupos de odio" cuyas acciones generalmente equivalen a crímenes de discriminación, un fenómeno creciente en EE.UU.
El KKK y sus amigos
El Centro Legal de Pobreza Sureña, una organización de Alabama que combate legalmente a los grupos supremacistas, asegura que estos han crecido en un 50% desde el 2000 y que sus actividades podrían involucrar a entre 100.000 y 200.000 personas.
Las razones de esta expansión podrían encontrarse en los "temores sobre la inmigración no blanca", aunque que la "llegada de un hombre negro a la Casa Blanca (Barack Obama) parece haber contribuido", junto a la crisis económica de la cual se culpa a muchos trabajadores hispanos, según explica en un editorial publicado en su sitio de internet.
De acuerdo con otro documento no clasificado, pero de uso interno del DHS, que fue publicado en mayo por el diario conservador The Washington Times, existen varios tipos de supremacistas blancos.
El más antiguo es el Ku Klux Klan, KKK, conocido mundialmente por sus rituales nocturnos, ataques a ciudadanos negros y su indumentaria blanca, parecida a la que usan algunas cofradías cristianas durante la Semana Santa.
Sin embargo, en su sitio web el KKK aclara que se opone a la violencia, que apoya al gobierno legalmente establecido y que tiene una "intachable moral cristiana" que ha sido respaldada en el pasado con decisiones de la Corte Suprema que les han sido favorables.
Pero el sitio advierte que el KKK tiene derecho a expresar su parecer y que "si usted no es de raza blanca, ¡este sitio web no para los de su tipo!".
Según el DHS, también hay grupos neo-nazis, como el Movimiento Nacional Socialista, La Nación Aria y la Alianza Nacional, junto a los racistas "cabezas rapadas" y bandas de prisioneros "arios".
Muchos de estos grupos tienen una organización paramilitar, cuentan con importantes arsenales de armas ligeras y realizan entrenamientos en zonas apartadas, aunque los presentan como jornadas de cacería o prácticas de tiro deportivo.
Amparo constitucional
Otros grupos supremacistas tienen un fundamento religioso, como la llamada Identidad Cristiana o los místicos nórdicos.
En cuanto a su distribución geográfica, tradicionalmente los estados del sur y del medio oeste estadounidense han sido la base del KKK, mientras que en el sur de California se concentran los cabezas rapadas y en Missouri los grupos cristianos radicales.
Según las autoridades, todos son grupos minoritarios pero potencialemente violentos que tienen publicaciones y manejan sitios de internet para difundir sus ideas, amparados por la primera enmienda de la Constitución estadounidense.
Expertos en asuntos de seguridad nacional vinculados al gobierno que hablaron con BBC Mundo en condición de anonimato aseguraron que, aunque la "comunicación de ideas, por odiosas que sean, no puede detenerse, porque no es ilegal, hay una permanente vigilancia para evitar que pasen de las palabras a los hechos".
Sin embargo, esas fuentes reconocen que el "gran problema" es que se trata de grupos sin un comando central, por lo que su control y supervisión policial es muy complicada.
La memoria de Oklahoma
Aunque la actuación de los grupos radicales no suele trascender la esfera de los desórdenes públicos o crímenes individuales, como el cometido el miércoles en Washington, algunos grupos pueden organizar atentados extremistas y hasta poner en riesgo la seguridad pública.
En EE.UU se recuerda cómo Timothy McVeigh, un veterano de la primera guerra en Irak, plantó una bomba en un edificio federal en Oklahoma en 1995, un acto en el que murieron 168 personas y que fue el peor atentado ocurrido en el país hasta septiembre de 2001.
Con el atentado McVeigh quiso marcar el segundo aniversario del asalto a una granja en Waco (Texas), en la que se había atrincherado una secta adventista declarada en rebeldía frente al gobierno. 76 personas murieron en el asalto final de la policía al campamento.
Este miércoles el atacante del Museo del Holocausto puede haber actuado en solitario, pero su acción está generando un debate sobre los alcances de la libertad de expresión, y por extensión, sobre las ideas discriminatorias y el peligro que puede representar el "enemigo interior".
BBC Mundo.com – Gentileza: El Mostrador.
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