Honduras entró en un compás de espera después de que el Congreso destituyera a Manuel Zelaya como presidente y nombrase en su lugar a Roberto Micheletti, de su mismo partido y titular del legislativo. Ningún país reconoce la autoridad de Micheletti y repudia lo que la mayoría considera un golpe de estado. La primera medida de Micheletti fue imponer un toque de queda por al menos 48 horas con el fin de que el país recupere la tranquilidad.
Zelaya habló desde Costa Rica, donde dijo haber sido víctima de un "secuestro brutal" y desmintió haber presentado su renuncia.
Sin mencionar expresamente a Micheletti, funcionarios de alto rango del Gobierno de Barack Obama dijeron que EE.UU. sólo reconoce como único "presidente constitucional" de Honduras a Manuel Zelaya.
De manera similar se pronunciaron el Grupo de Río, la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA), el Sistema de Integración Centroamericana, el Mercosur y varios presidentes de la región, que dijeron desconocer a cualquier otra autoridad que no sea Zelaya y repudiaron lo que la mayoría calificó de "golpe" de Estado.
La Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó por aclamación una resolución de siete puntos que condena "enérgicamente" el "golpe" contra Zelaya.
Tras varias horas de deliberaciones en Washington, el Consejo Permanente aprobó la resolución en la que además se exige el retorno de Zelaya al poder y se fija una sesión extraordinaria de la Asamblea General de la OEA para el próximo martes para estudiar los próximos pasos a seguir.
La declaración, que, según el embajador de Honduras ante la OEA, Carlos Sosa, "cumple con las aspiraciones" del Gobierno de Zelaya, exige el retorno de éste a sus funciones constitucionales y declara que "no se reconocerá ningún Gobierno que surja de esa ruptura inconstitucional".
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, instó hoy, mediante una declaración escrita, a la "restitución de los representantes democráticamente elegidos del país y al pleno respeto de los derechos humanos, incluidas salvaguardas de seguridad para el presidente Zelaya, los miembros de su familia y su gobierno".
El jefe de Estado de Paraguay, Fernando Lugo, en su carácter de presidente pro témpore del Mercosur, anunció que ese bloque no reconocerá "a ninguna otra autoridad" de ese país que no sea Zelaya.
En Managua están previstas para hoy y mañana reuniones de presidentes de la ALBA, el SICA y el Grupo de Río para tratar la crisis en Honduras y ayudar a que Zelaya, que estará allí, sea restituido en el cargo.
El Congreso y el propio Micheletti, sin embargo, dijeron haber hecho lo correcto, pues Zelaya había incurrido en "reiteradas violaciones" de la Constitución, otras leyes y sentencias judiciales, el argumento esgrimido para su destitución.
Micheletti aseguró que no llega a la Presidencia "bajo la ignominia de un golpe de Estado" y prometió cumplir la Constitución y las leyes", además de garantizar que se celebrarán elecciones el generales el 29 de noviembre próximo, como estaba previsto.
Micheletti, del gobernante Partido Liberal, el mismo al que pertenece Zelaya, prestó juramento ante uno de los vicepresidentes del Parlamento, Ramón Velázquez, de la Democracia Cristiana. El Parlamento, de 128 escaños, designó a Micheletti para completar los seis meses que faltan hasta el 27 de enero de 2010, cuando Zelaya debía entregar el poder al ganador de las elecciones de noviembre.
Diputados oficialistas y opositores aseguraron, durante el debate previo a la elección de Micheletti, que lo ocurrido "no fue un golpe de Estado, sino una sustitución constitucional" y la aplicación de "los principios del estado de derecho". Antes de la destitución de Zelaya, los congresistas aceptaron una carta de renuncia supuestamente enviada por este, quien inmediatamente denunció que ese documento era falso.
Desde San José, adonde fue obligado a viajar por un grupo de militares que lo detuvo esta madrugada, Zelaya señaló que en un principio pensó que se trataba de un golpe militar pero que en realidad se trata de una "conspiración político-militar".
La crisis, que se venía fraguando desde hace días, estalló precisamente el día en que, a instancias de Zelaya, se iba a celebrar una consulta popular con vistas a iniciar en el país un proceso de reforma constitucional que, según los críticos del presidente destituido, tenía como objeto permitirle buscar la reelección, algo no contemplado en la actual Constitución.
Esa consulta fue declarada ilegal por la justicia, el Congreso y otros órganos del Estado, pero Zelaya no obstante siguió adelante con ella.
En Tegucigalpa ha habido concentraciones de simpatizantes de Zelaya, como en otras capitales latinoamericanas, pero no se han reportado incidentes.
La ciudad amaneció con tanques y carros de combate en las calles y con aviones cazas sobrevolando, y, según informaciones no confirmadas, hay varios miembros del gabinete de Zelaya detenidos. Además, los gobiernos de Nicaragua, Cuba y Venezuela denunciaron que sus respectivos embajadores en Tegucigalpa fueron agredidos por militares hondureños.
Antes del nombramiento como presidente de Micheletti, Chávez le advirtió que le iba a hacer la vida imposible si se atrevía a jurar el cargo para el que fue elegido Zelaya y le calificó de "goriletti".
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Fuente: Infolatam.
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